Al final piqué: he vuelto a ver el fin del mundo por enésima vez. Que ¿qué me parece?. Sinceramente otra peli malísima hecha por el Midas de los Desastres: Roland Emmerich. Aún así he de decir que no era tan mala como me esperaba.
Pequeño aviso antes de seguir leyendo: en la crítica voy a destripar ciertos elementos (nunca nada en referente a la trama principal ni el final de la peli; sólo ligeros spoilers); aún así no debería ser ningún inconveniente dado que la película es puro espectáculo que no haya crítica que desmantele.
Segundo aviso antes de seguir leyendo: desde el punto de vista de un cinéfilo que le gusta el reto de subversión genérica avisado estás: éste no es tu plato (especialmente si no te gusta el género de películas catastróticas). Sin embargo, si te gusta el género, la cinta es quizás una de las mejores...
Así pues, empecemos por lo bueno...
2012 es una buena película de género: lo tiene todo; la familia con hijos con un matrimonio roto que está buscando la estabilidad, y cuyo binomio desestabilización/estabilización puede llegar a buscar un paralelismo en lo que a grande escala se está desencadenando en el planeta; tiene al perro; al cabronazo y cabronazos crueles que merecen argumentalmente morir; escenas de acción con terremotos, pseudos-meteoritos, fuego, edificios derrumbándose; presenta -como en las más clásicas (Deep Impact, Armageddom)- las reacciones en diferentes paríses del mundo y, especialmente, en lugares que no hemos visto destruirse antes (como El Vaticano, La India, una caseta en el Himalaya e incluso, como la Torre Eiffel ya ha sido destruida varias veces, el director es más original y nos ambienta una secuencia en su réplica de Las Vegas).
El argumento tiene lo que todos nos esperamos encontrar en una cinta catastrófica: la pregunta de cómo nos salvaremos; escenas de acción de correquetepillo o tienesdetraspegaoenelculo-unaboladefuego-ynosécómovasasalirdeésta (peroloharás), un presidente honorable (¡¡y además a juego con la Obamamanía!!), preguntas sobre la preservación de la cultura, la injusticia de aquellos que perecen... etc, etc, etc.
Sin embargo, y a pesar de todo lo grandioso y maravilloso que pueda tener esta película que explota muy bien todos estos ingredientes, el asunto es que sigue siendo la misma americanada de siempre... o mejor dicho: una americanada elevada a la máxima potencia. Porque, esta vez, aunque Emmerich nos demuestre que es capaz de viajar a algún otro lugar que no sea los Estados Unidos (triste que además él sea alemán), dudo que sea por su multiculturalismo, y más bien sea una exigencia de guión, dado que las placas tectónicas se encuentran desplazando de un lugar a otro los países alrededor del globo... ¡Si es que hasta el Polo Sur acaba incrustándose en medio de Wisconsin!
A lo que me refiero: el intento de representar ciertas culturas, como la india o la china o, quizás (aunque más bien bastante insultante) la rusa, se van directamente al retrete: los valores del núcleo familiar americano han de ser defendidos a muerte, el presidente de los EEUU es una figura que no debe ser mancillada nunca, el pueblo americano es el poseedor de la fuerza para parar las injusticias (siempre alegando de alguna manera a su sistema de valores, aunque sea una utopía bastante engañadiza), la protección a los niños y los perritos (evidentemente para conseguir su clasificación 12A) y la lista podría seguir hasta el infinito.
Curiosas son, además, las vacuas pretensiones que Emmerich introduce en la cinta, haciendo guiños a la crisis actual (al parecer en el 2010 seguimos igual o peor), a las teorías conspiradoras (entre las cuales hace también guiño al asunto de las naves espaciales de la compañía Virgin, o incluso al "misterioso" accidente de Lady Di en París) e incluso intentando criticar la injusta balanza de poder mundial, sin llegar más lejos del "mira tú, el mundo es injusto y la gente que tiene dinero vive mejor"... por no decir la Gran Frase que justifica con uno de sus nobles protagonistas la preservación de la cultura, no tengo apuntada la frase exacta pero creo que fue algo así: "fíjate tú, el legado de la cultura es que tengo un libro y lo estoy leyendo" en resumidas cuentas. Es en estas ocasiones cuando piensas; ¡Macho! ¡Rolando!, mejor haz la peli divertida y estúpida, pero no intentes parecer profundo porque quedas peor...
En fin. Como he dicho arriba, la película NO está tan mal... y "¿lo dices después de haberte puesto a saco con ella?" Pues sí, lo digo porque esto es mi opinión; que soy demasiado tiquismiquis viendo las pelis, la verdad... la cosa es que en ocasiones mola simplemente dejarse llevar por la peli, pasar un rato de palomitas, reírse un poco y ver como los edificios se van quedando hechos añicos al paso de un terremoto... libera un buen rato de estrés ¿no?. Además, he de admitir que en ocasiones Emmerich fue "inteligente" explotando el tono bromista de la película evitando la seriedad que se le da en muchas ocasiones a estos asuntos (evidentemente hubiera estado mil veces mejor si se hubiera callado en algunas partes del guión como he explicado anteriormente).
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