Bella, sensual y con el movimiento de caderas más famoso del mundo, la cantante colombiana Shakira no sólo es uno de los iconos más reconocidos en el panorama musical, sino también una mujer comprometida y solidaria que trabaja para construir un mundo más luminoso.
Shakira canta en el Partido de las Estrellas de la NBA.
No se trata únicamente de vender más de 40 millones de discos, o de conquistar nueve premios Grammy, o de reventar estadios en conciertos multitudinarios. Shakira, además, pertenece por derecho propio a ese club de grandes artistas que ponen su imagen a disposición de objetivos más nobles y elevados.
Puede que jamás se lance al ruedo político, pero, de un tiempo a esta parte, Shakira ha sido recibida en audiencia por los presidentes y primeros ministros más poderosos e influyentes, una élite a la que sólo unos pocos privilegiados tienen acceso, pertenezcan o no a ese círculo restringido.
Entrevista con Obama
De existir una clasificación de agendas apretadas, la del presidente estadounidense, Barack Obama, se alzaría con el primer puesto con una destacada ventaja respecto a sus inmediatos perseguidores.
¿Misión imposible, pues, reunirse con el primer presidente afroamericano de la historia estadounidense? No para Shakira, que el pasado 22 de febrero debatió con Obama, en calidad de representante de la Organización no Gubernamental (ONG) ALAS -América Latina en Acción Solidaria-, sobre programas de educación temprana entre los menores latinos de Estados Unidos.
Aprovechando su estancia en Washington, Shakira materializó la firma de un acuerdo entre ALAS y el Banco Mundial para la aportación de 300 millones de dólares para financiar programas de nutrición, salud y educación en América Latina y el Caribe.
Porque ahí radica la insistencia de la artista, nacida en Barranquilla (Colombia) hace 33 años, en el bienestar de la infancia, en sumar la ayuda necesaria para sacar a millones de niños de la pobreza y la explotación, una labor que también desarrolla con la organización social del que es fundadora y cabeza visible, "Pies Descalzos".
Premiada por la OIT
La cantante en los actos conmemorativos del Día de Martin Luther King.
Con cinco escuelas y más de 5.000 mil niños y niñas atendidos, Pies Descalzos se ha convertido en la fuente de mayores satisfacciones para Shakira, que también detenta la condición de embajadora mundial de UNICEF y de 1Goal, una campaña para mejorar la educación infantil promovida por la FIFA y la reina Rania de Jordania.
Éstas y muchas otras acciones son las que tuvo en consideración la Organización Internacional de Trabajo, que el pasado miércoles 3 de marzo, Día Mundial de la Justicia Social, hizo entrega de una medalla a la cantante en reconocimiento a su implicación filantrópica.
"Shakira es un ejemplo a seguir y una inspiración para todos", proclamó el director general de la OIT, Juan Somavia, mientras la condecorada afirmó: "ayudar a un niño es ayudarlo no sólo a él, sino a su familia, a la sociedad en su conjunto y al mundo en general; debemos invertir en la educación de los niños para lograr un futuro mejor".
Shakira
Espíritu Filantrópico
Pero que nadie se lleve a engaño. Shakira no es una filántropa metida a cantante, sino una cantante de espíritu filantrópico. Tan loable como necesaria, esa tarea social no habría alcanzado tamaña envergadura de no ser por la repercusión de quien porta el mensaje.
En el caso de Shakira, la trascendencia procede de unas ventas millonarias y una presencia constante en los medios de comunicación, de las que se ha hecho acreedora con sus aptitudes vocales y compositoras desde sus primeros pasos artísticos en 1991, cuando publicó su primer disco, "Magia", a la precoz edad de 14 años.
Dos años después llegaría "Peligro", segundo álbum de la artista y recibido por el público con la misma frialdad que el de su debut. Sin embargo, sonó lo suficiente para que los organizadores del chileno Festival de Viña del Mar la invitaran a actuar, terminando su participación en un meritorio tercer puesto gracias a una vibrante interpretación de la balada "Eres".
Ese fue el punto de inflexión para Shakira, la promesa de un futuro en la música que se confirmó en 1995 con "Pies descalzos", un trabajo discográfico que despachó más de cuatro millones de copias y con el que se dio a conocer en buena parte de América Latina.
Fue, sin embargo, "Dónde están los ladrones", editado en 1998, el álbum que convirtió a Shakira en una cantante de talla internacional. Francia, España, Canadá o Estados Unidos se rindieron a aquel disco producido por Emilio Estefan, esposo de Gloria Estefan, que contenía canciones como "Ciega, sordomuda" o "No creo".
La consolidación en un mercado tan exigente como el estadounidense llegó de la mano de la cadena musical MTV, con la que grabó la primera edición en español de "Unplugged", actuación de carácter acústico que le valdría a Shakira su primer premio Grammy.
En ese momento se decidió la artista a aprender inglés, un idioma que ha ido ganado presencia en sus discos, junto a los temas en castellano, desde que en 2001 lanzara al mercado "Laundry service".
Tras "Fijación oral vol.1" -interpretado en castellano- y "Oral fixation vol.2" -en inglés-, esta mujer inquieta exploró nuevas facetas profesionales en 2007 con la composición de la banda sonora de "El amor en los tiempos del cólera", adaptación cinematográfica de la novela escrita por Gabriel García Márquez.
Dedicada a otras causas, Shakira invirtió tres años en regresar al mercado con un álbum de nuevas canciones. La espera terminó en septiembre de 2009, cuando la cantante dio a conocer las melodías de "Loba", su sexto y, de momento, último trabajo discográfico.
Entre viajes, promociones, conciertos y compromisos sociales y altruistas, Shakira también saca tiempo para el abogado Antonio de la Rúa, hijo del ex presidente argentino Fernando de la Rúa y novio de la cantante desde 2000.
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