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Mexico ira a Sudáfrica 2010, despues de golear a El salvador



Cuando la directiva del Atlético de Madrid decidió cesar a Aguirre, le estaba haciendo un enorme favor a México, al Tri y al propio "Vasco". Nadie en aquel momento podía pensar lo que iba a suceder en los siguientes meses. México tenía uno de los entrenadores más lujosos del mundo, pagado a precio de Beckham mientras Aguirre salía por la puerta de atrás de un club desagradecido y en decadencia.
Hoy, en su casa, Aguirre recibía el homenaje de una afición que premiaba con aplausos al hombre que tomó el timón de una nave que viajaba en dirección contraria a Sudáfrica y que pagaba con disgustos a sus fieles y la convirtió otra vez en la nave en la que todos reman juntos.
Atrás quedaron los malos momentos, la selección de "estrellitas", la dejadez y las decepciones. Aguirre ha conseguido en muy poco tiempo devolver el espíritu de sacrificio, el orgullo de vestir la verde, la entrega, la pasión y más importante aún, la ilusión.
La goleada a Estados Unidos en la Copa de Oro, la victoria en el Azteca ante el eterno rival y el castigo de hoy a El Salvador tras su comportamiento en el partido de ida, pone al Tri en otra dimensión, en otro espíritu, en un plano que Eriksson nunca soñó alcanzar.
FIESTA EN EL AZTECA
El destino es caprichoso. Si la actuación de los salvadoreños en el partido de ida hubiera sido correcta quizá el Tri habría jugado con once jugadores. Pero Aguirre no olvida y tampoco quería que nadie lo hiciera. Manejando muy bien los tiempos, convirtió el partido en una cuestión de orgullo, de prestigio. Pidió a los suyos borrar la afrenta con goles y el Tri no jugó con once, jugó con cien mil once, todo el Azteca arropando a su selección y haciendo suyo también el orgullo al que apeló el Vasco.
A pesar del juego subterráneo que en varias fases del partido desarrollaron los jugadores de azul, México peleó para destrabar un partido que por fases se movía más en el fango que sobre el césped. El primer gol llegó tras una de esas jugadas en las que puede pasar cualquier cosa, pero en las que, cuando se llega con fe, el balón termina por entrar. Y lo hizo.El Cuau llegó como una fiera y forzó el error. Un auto gol le resta siempre algo de valor a la victoria, así que el propio Cuau se encargó de rematar una gran jugada del Guille Franco y poner el segundo en el marcador. Era ya la segunda parte y el partido se empezaba a abrir.
Con el dos a cero en el marcador, llegaba el tiempo de los homenajes y las recompensas. El destino estaba hoy generoso y le dio a Palencia la oportunidad de marcar un golazo en el Azteca. Un sensacional disparo atravesaba la portería de El Salvador y el estadio explotaba de alegría. La fiesta empezaba.
El Salvador intentó calmar los animos con su gol, pero solamente consiguió que el marcador engordara un poco más. Vela, que había peleado todo el partido, se llevó también la caricia del destino, consiguiendo el cuarto gol de México.
VUELTA Y OVACIÓN
Solamente el Vasco sabe lo que pasaba por su cabeza cuando se santiguaba antes de abandonar el campo. La sonrisa en su cara al recibir la ovación, el aprecio y el sincero cariño de la afición en SU casa, tal y como había dicho el viernes, es uno de esos momentos que uno recuerda toda la vida. Aguirre se merecía ese momento. Quizá la clasificación matemática se podría haber conseguido en algún otro partido, lejos de casa, pero el destino hoy quiso a México.

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