Aunque fuera ganando en forma muy discutida, Nicolás Maduro perdió y mucho el pasado domingo: perdió votos, perdió liderazgo y perdió la posibilidad de posicionarse como el heredero natural de Hugo Chávez. Después de una campaña en la cual todo el poder del Estado estuvo del lado de Maduro quien solo ganara por una diferencia del 1% de los votos resulta notable.
Lo que Maduro ha heredado no es más que un Estado autoritario que posee el control directo de los organismos electorales y la justicia, del ejército y de los recursos. Durante su campaña, Maduro tuvo 40 veces más publicidad que su opositor Enrique Capriles, hasta el mismo día de las elecciones Maduro pudo usar en forma abierta todos los medios públicos del país para hacerse publicidad, incluyendo anuncios y discursos, mientras que Capriles no tuvo acceso a la publicidad en la televisión pública; tampoco pudo tener apoyo en las instituciones electorales, ni acceso a los medios, ni posibilidad de presentar siquiera impugnaciones al proceso. Puede reclamar el recuento voto por voto y hace bien en pedirlo porque haber quedado en esas condiciones a sólo un punto de Maduro es razón suficiente, sin embargo, será difícil realizar un recuento real porque desde la pasada elección el régimen de Chávez había tornado buena parte del sistema de votación en electrónico y técnicamente es muy complejo saber si hubo o no alteraciones.
Comparando esto con las elecciones en México en el año 2006, López Obrador perdió por 300 mil votos en una competencia abierta, donde dispuso de los mismos tiempos de prensa y televisión que sus adversarios, con un control y regulación hasta excesivo de lo que se podía o no hacer en medios con un Gobierno que desde tres meses antes de la elección (a nivel federal y local) no pudo hacer ningún tipo de publicidad, mucho menos electoral; en una lucha entre tres grandes fuerzas políticas en la que obviamente ningún candidato estaba en el poder ni gozaba de recursos del Estado para su campaña; en una elección organizada por un Instituto Electoral independiente . Si López Obrador hubiera tenido 300 mil votos más se hubiera reconocido su triunfo porque el sistema está diseñado para eso.
En Venezuela el sistema estaba construido para que, como fuera, ganara Maduro, así fuera porque, como dijo el propio Maduro, el espíritu de Chávez se lo había dicho.
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