¿Qué hacer? ¿Escaparse al campo? ¿No ir al colegio? ¿Desertar oficinas? En una virtual cuenta regresiva, reina la psicosis por el 11 de mayo -es decir, mañana-, día en que, según una leyenda metropolitana, Roma sería devastada por un terremoto de magnitud desconocida, pero que provocaría tanto el derrumbe del Coliseo como de la cúpula de San Pedro, arrasando a la ciudad eterna.
Por más que desde el mundo científico se considera esta profecía del 11 de mayo de 2011 un absurdo, algunos se han tomado la cosa en serio. Mientras el conmutador de Defensa Civil se encuentra atascado por llamados de gente asustada que pide información, algunos han decidido, por las dudas, escaparse de Roma por un día. Según datos aún no oficiales aparecidos en el diario La Repubblica, mañana entre un 15 y un 20% más de empleados públicos se tomará vacaciones con respecto al año anterior. Lo mismo ocurrirá en varias escuelas de la capital, donde muchos niños faltarán debido al efecto contagio sufrido por algunos padres, afectados por el denominado síndrome del 11 de mayo.
Tal como informó La Nación hace unas semanas, la previsión de la destrucción de la ciudad eterna por un terrible terremoto que debería ocurrir mañana, habría sido realizada por Raffaele Bendandi, un controvertido sismólogo-astrólogo fallecido hace 32 años.
Nacido en Faenza (centro de Italia) en 1893 y apodado "el hombre de los terremotos", Bendandi fue un autodidacta cuyas teorías suscitaron en su época el interés de Benito Mussolini, pero no de parte del mundo científico.
De familia humilde y sin estudios universitarios, el "profeta de sismos" se anticipó al terremoto del 21 de diciembre de 1923 en América Central y al del 2 de enero de 1924 en la península Balcánica, aunque su fama llegó a su ápice cuando, el 23 de noviembre de 1923, ante un escribano de Faenza dejó sentada una previsión sobre un terremoto que iba a ocurrir en la región de las Marcas el 2 de enero de 1924. El terremoto ocurrió en serio, pero dos días más tarde.
Bendandi, que fue siempre denunciado como un "charlatán" por el mundo académico, también previó el terrible terremoto que golpeó la región del Friuli en 1976, sin que nadie escuchara su alarma.
"Prever terremotos es imposible. Cada año en Italia se registran más de 10.000 terremotos imperceptibles, por lo tanto es probable que mañana puede haber algún pequeño temblor en la península, pero esto no significaría nada", dijo esta mañana en un programa de radio el profesor Mauro Dolce, responsable de la Oficina de Riesgo Sísmico y Volcánico de Defensa Civil.
Desde hace más de un mes, Defensa Civil intenta echarle agua a la psicosis del 11 de mayo y ha elaborado un dossier que echa por tierra, punto por punto, la historia del supuesto terremoto de mañana. Mientras en los medios, pero sobre todo en la red, la leyenda metropolitana ha tenido gran repercusión, en la calle los sentimientos oscilan entre la incredulidad y el fatalismo. "¡Es una bufala!", dice Mario, dueño de un puesto de verdura de la Piazza delle Coppelle. "Roma no es zona sísimica", acota su mujer, Cecilia. "Pero si viene el terrremoto, yo soy romana y moriré en mi ciudad", concluye, heróica.
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