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Cómo es crecer con los estándares de belleza coreanos

cómo es crecer con los estándares de belleza coreanos

La maquillista estaba teniendo verdaderos problemas con el delineador. Estaba en un salón de belleza coreano en los suburbios de Toronto, y como dama de la boda de mi prima, me estaba arreglando como se debe. "¿Por qué no solo te haces la cirugía?", me dijo mi prima, bastante fuerte y claramente frustrada.

"¡Hazte la cirugía!".
"¿Por qué no te has hecho la cirugía?".
"¡Te verías tan bien!".
"Todos se han hecho la cirugía". 

Mi prima, mi tía, todas las otras damas, el pequeño ejército de estilistas y maquillistas en el lugar, todas de descendencia coreana, me estaban presionando (nací y fui criada en Canadá, pero también soy de descendencia coreana). Y en efecto, mi prima, mi tía, las otras damas y el pequeño ejercito de estilistas y maquillistas se habían hecho la cirugía del "doble párpado", o la blefaroplastia asiática —para crear un pliegue en el párpado donde no tienes uno para empezar. Volteé a ver a mi madre en la silla junto a mí. Ella era la única otra persona en el lugar con un "monopárpado" (el término encantador para párpados sin doblez). Todo lo que pudo decir fue un silencioso "Nooooooo…".



Terminé de maquillarme yo misma. No fue necesario ponerme rubor porque ya estaba enrojecida naturalmente por la rabia y la vergüenza. Tenía 27 años y seguía sin sentirme a gusto con mi apariencia o escapar del escrutinio, incluso de extraños. Bienvenida a uno de muchos dramas coreanos.

Como se dijo al comienzo del documental Beyond Beauty con Grace Neutral, la presión que sienten las mujeres para ajustarse a los ideales de belleza es algo que obviamente se vive en muchas culturas, pero Corea del Sur tiene un estándar particularmente estrecho. Se puede resumir como ojos grandes (con un doblez, por supuesto), una nariz derecha y pequeña, una barbilla en forma de V, y piel lisa como porcelana sin poros visibles. Pero esa es solo la cara. También tienes que ser delgada, y la piel bronceada está mal vista —aunque recientemente la moda es estar un poco más musculosa de una manera sutil y escultural.

Se ha hecho mucho en los últimos cinco años sobre el predominio de la cirugía plástica en Corea del Sur. Superando a Brasil en la proporción más alta de cirugías plásticas per capita, ha llamado la atención de medios como The New Yorker, Buzzfeed y Daily Mail, por mencionar algunos, además de todos los rincones del Internet. La mayoría de los artículos se enfocaron en el deseo de imitar a las estrellas del K-Pop o al look occidental. Mientras que la influencia del K-Pop moderno ha sido masiva, recuerdo crecer en los ochenta —mucho antes de que el Hallyu (la popularidad de la cultura de Corea del Sur en otros países) se volviera común— con mi madre activamente impulsando lo que se reconocería más tarde como los ideales de belleza coreanos de hoy, a pesar de que vivíamos del otro lado del mundo. 

Anuncio de la marca Laneige con la actriz Song Hye-kyo.
Me jalaba la punta de la nariz para estirarla de alguna manera. Hablaba mucho sobre cómo era necesario ser bella e inteligente para poder sobresalir. Se alegraba por el hecho de que no tuviera una cara plana y que ya tenía ojos relativamente grandes, a pesar de los monopárpados. Me mantuvo alejada del sol. Cuando llegué a la adolescencia, mi peso se convirtió en una preocupación para ella, a pesar de que era bastante delgada: "Ten cuidado, los genes de la familia Shim quiere decir que serás gorda", me advertía con regularidad. Me mandaron a un dermatólogo al instante que comencé a tener granitos. Me compraba productos para la piel "iluminadores" (blanqueadores). No hace falta decir que mi autoestima se volvió algo frágil.
Para el momento en el que estaba a punto de entrar a la universidad a finales de los noventa, comencé a percatarme y escuchar de chicas a las que llevaban a Corea para que les hicieran cirugía de párpados, por lo general, pero también de nariz, si era necesario. Solo escuché sobre la cirugía de adelgazamiento de mentón (para obtener la forma de V) a mediados de los dos mil. El año pasado se estimó que desde una quinta parte hasta una tercera parte de las mujeres en Seúl han tenido alguna cirugía plástica. Un sondeo reportado por la BBC aumentó la cifra a 50% en mujeres en sus veinte. Para mi alivio eterno, mi madre nunca me alentó a hacerme cirugía plástica, ni se había hecho ninguna ella, aunque cuando tenía 20 años, se tatuó las cejas, el delineado de ojos y de labios. Nunca lo llamó así, ya que los tatuajes como los conocemos eran (y siguen siendo) tabú.

TWICE, banda femenina de K-Pop. 
Cuando tenía 23 años, me mudé a Gran Bretaña para hacer estudios de posgrado. Al regresar a casa para pasar navidad, mi madre estaba horrorizada por mi pequeño aumento de peso (creo que pasé de 26 a 27 de cintura). Alentados por la distancia, les llamé mis "kilos de la libertad". A ella no le pareció gracioso. A partir de ahí nuestras llamadas telefónicas semanales de larga distancia comenzaban con un: "¿Has subido más de peso?" "No". "¿Estás segura?" "Sí". "Yo juzgaré eso cuando te vuelva a ver". Ya pasaron 15 años y ese intercambio telefónico no ha parado. Solía llorar al colgar el teléfono, ahora me río. La verdadera libertad sí llegó eventualmente.

En un principio me pareció fácil simplemente bloquear los comentarios sobre mi apariencia, y eventualmente todo sobre Corea, de mi vida (excepto la comida, porque amo el kimchi). Juré nunca poner un pie sobre la tierra que dio origen a tales ideales de belleza y me rehusé a involucrarme con el Hallyu. Irónicamente, solo fue una solución cosmética. Así que intenté entender de dónde venía la ideología de mi madre —y por extensión del país entero.

Me metí profundamente a investigar asuntos relacionados con el Confusianismo, la dura historia de Corea, cómo el individualismo tomó un segundo plano, el ritmo rápido de individualización y la tecnología después de la guerra en Corea, la economía y el papel de la sociedad en las vidas privadas. Y al final, parada en este cruce transitado, me di cuenta de esta conclusión tan obvia: mi madre obviamente me intentaba inculcar el único sistema de valores que ella conocía, pero no tenía que aceptarlos completamente, especialmente porque ninguna de las dos habíamos puesto un pie en Corea del Sur desde 1979. De alguna extraña manera, las dos estábamos aferradas a algo que era esencialmente ajeno —yo, cualquier noción de tener una identidad exclusivamente coreana, ella, una hija que es completamente extranjera.

Ahora que estoy mas cerca de los 40 que de los 30, estoy generalmente tranquila con mi apariencia y, de manera más importante, con la persona en la que me he convertido. Pero en una oferta por recuperar el tiempo perdido, he adoptado fervientemente en los últimos años el régimen coreando de 10 pasos para el cuidado de la piel (doble limpiador facial, esencia, tonificadores, sueros, mascarillas, aceites, crema para ojos, hidratantes, etc etc) y me siento irremediablemente atraída a BIGBANG, en especial G-Dragon. Y planeo terminar mi exilio auto-impuesto de Seúl. Lo cual quizá solo complicará más las cosas. Pero, oye, por lo menos tendré piel hermosa.

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